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¿Qué es una API y para qué sirve? Funciones, tipos y ejemplos

Una API o Application Programming Interface sirve para facilitar la conexión entre distintos sistemas, software o aplicaciones. Su uso forma parte del trabajo habitual de los programadores, ya que supone un considerable ahorro de esfuerzo y dinero para las compañías. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo.

Una API o Application Programming Interface es un conjunto de protocolos de programación que permiten integrar el software de distintas aplicaciones. La API establece especificaciones formales sobre el modo en que se comunican servicios y productos digitales.

Desde un punto de vista algo más coloquial, podríamos decir que una API es algo así como un facilitador de la comunicación entre dos aplicaciones.

Pero, ¿por qué últimamente vemos estas siglas por todas partes? Porque uno de los objetivos fundamentales de una API es facilitar a los programadores el uso de bibliotecas para que, a través de ellas, accedan a procesos y funciones que agilizan muchas tareas y evitan la necesidad de comenzar un desarrollo específico desde cero. Estas bibliotecas son conjuntos de códigos desarrollados y listos para implementar en la comunicación entre dos productos o servicios. Utilizando otro símil, es como si, a la hora de hacer una receta complicada de cocina, tuvieses una serie de elaboraciones listas para incorporar en tu receta: la salsa lista, las verduras picadas y condimentadas, un fondo preparado,etc. Al mismo tiempo, gracias a esta interacción, como usuarios podemos acceder a estos productos y servicios de forma ágil y eficaz.

¿Quieres una explicación más visual? Imagina una API como las autopistas que facilitan el tránsito de usuarios y vehículos a través de distintas rutas.

¿Cómo funciona una API?

Una API establece el código y los protocolos que conectan dos aplicaciones, y les permite ‘comunicarse’. Utilizando la metáfora de la autopista, la API crea las reglas de circulación desde un punto A hasta un punto B. De esta forma, cuando un equipo de desarrollo quiere crear un programa específico que requiere interactuar con otro, no necesita ‘escribir’ el código desde cero, sino que puede acceder a este conjunto de funciones predefinidas.

En la práctica, las API están en todas partes (de ahí que te suenen tanto las siglas). Aunque no seamos conscientes de ello, cuando navegamos por la web o abrimos aplicaciones móviles, las estamos utilizando. De hecho, son la clave para que podamos acceder a productos y servicios digitales, ya que ninguno de ellos puede funcionar de forma autónoma.

Pongamos un ejemplo: quieres comprar entradas para un concierto y, llegado un momento, la página web en la que estás adquiriendo las entradas requiere que introduzcas los datos de tu tarjeta para realizar el pago. ¿Cómo funciona la API? Permite que el sitio web se comunique con tu banco para verificar los datos y aceptar el pago.

Principales tipos de API

En función de su accesibilidad y uso, podemos distinguir entre:

  • API pública. Permite acceso abierto a terceros, de forma que distintos desarrolladores pueden utilizarla para crear aplicaciones, servicios o productos que interactúen con ella.
  • API privada. Restringe el acceso de terceros y, normalmente, se reserva para el uso específico dentro de una organización o entre varias que acuerdan colaborar para ofrecer productos y servicios concretos.

Por otro lado, según la forma que adquieren, podemos hablar de:

  • API local. Es la tipología de API que se creó en primer término y que se ejecuta dentro de un mismo entorno.
  • API web. Permite realizar alguna acción o proceso entre dos servicios o productos a partir de un sitio web.

Ejemplos de API y sus usos

Aunque no puedas verlas ni seas consciente de ellas, las API están en todas partes. De hecho, accedemos a funcionalidades web y aplicaciones móviles a partir de API de forma habitual. Veamos algunos ejemplos:

  • Acceso a la información de distintos vuelos y ofertas de viaje a través de una página web comparativa. Estas webs se conectan a la información ofrecida por terceros a través de una API.
  • Compartir contenido de una web en un perfil social sin salir de ella. Una acción que suele ser habitual y que puede realizarse gracias a la conexión vía API.
  • Distintos servicios de traducción de texto, como Google Translate, también ejecutan sus protocolos a través de una API.
  • Aplicaciones móviles de consulta meteorológica son otro ejemplo de uso de API.

Existen multitud de protocolos distintos para ejecutar las funcionalidades de una API y, con la mejora creciente de la investigación y el desarrollo web, cada vez surgen más tipologías y usos de esta interfaz de programación. Además, este desarrollo continuo, al facilitar la interacción entre distintos servicios y productos, contribuye a mejorar la experiencia de usuario en distintos entornos, páginas web o aplicaciones móviles.

Te lo resumimos con otras palabras: las API son una de las llaves ‘mágicas’ que abren un sinfín de puertas en el mundo digital, así que, tanto si te interesa la programación como si estás dándole vueltas a un nuevo producto o servicio, debes tenerlas en cuenta.

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